lunes, 27 de febrero de 2012

El periodismo subjetivo y el periodismo objetivo

Se supone que la objetividad debería ser una de las cualidades básicas de un periodista, escriba sobre lo que escriba o comente lo que comente: política, economía, cultura, ciencia, sociedad... y, por supuesto, deportes.

Es cierto que ser objetivo por completo resulta muy difícil, por no decir imposible, para un cronista de fútbol encargado de hacer el seguimiento a un equipo determinado. Lo normal es que ese redactor sea aficionado de ese equipo y que en algún momento acabe dejándose llevar por los colores. Pero si es un periodista de raza sabrá criticar a su equipo cuando lo merezca, sin intentar encontrar excusas a las derrotas ni buscar consuelo en lo malo que le pueda suceder a los rivales. Lo importante es poner el dedo en la llaga propia y no en las ajenas. Y si se hace esto último, que sea por motivos obvios.

Vamos a hacer un seguimiento a dos cronistas deportivos con blog en la edición digital de 'El Mundo'. Uno de ellos continuamente habla de árbitros y conjuras interplanetarias, tanto que podría afirmarse que lo hace en casi todos sus posts; el otro prefiere la autocrítica y no justificar una derrota o un empate en campos asequibles hablando de jugadas polémicas.

Uno siempre busca excusas a los malos resultados; el otro advierte que ciertos marcadores adversos son consecuencia de la pérdida del propio estilo de juego.

Uno ejerce de portavoz de las intenciones del presidente de su equipo; el otro no duda criticar las conductas equivocadas y las continuas meteduras de pata del máximo dirigente de su club.

Uno elogia victorias de medio pelo; el otro ni se molesta en hablar de los partidos que no sirven para medir el potencial de su equipo.

Uno vende la piel del oso sin llegar a cazarlo; el otro calcula sus previsiones muy bien.

Uno se permite dar lecciones de libertad (ver última frase de este post) cuando él mismo no es libre para escribir (si lo fuera, seguiría firmando textos como éste); el otro sí es libre porque, si no lo fuese, jamás publicaría esto.


Uno intenta hacer creer a los lectores que lo que han visto sobre el campo es mentira y que la verdad se encuentra en lo que él diga, sobre todo cuando llega un derbi; el otro, no.

Uno sueña de forma enfermiza con venganzas; el otro está acostumbrado a ganar la Liga en casa del eterno rival.

Uno habla de complejos cuando el acomplejado es él, a todas horas pendiente de lo que le ocurre al enemigo; el otro habla del adversario cuando no hacerlo supondría un problema de salud pública.

Uno justifica la violencia y los comportamientos barriobajeros de los suyos; el otro censura esas conductas.

Uno ni siquiera sabe dar con una frase que sirva de presentación a su blog (desde aquí le indicamos hace meses algunas maneras de hacerlo); el otro tiene claro de qué trata su bitácora y lo demuestra desde el principio con las pocas palabras que resumen su contenido.

Uno es el Veleta; el otro es Paco Cabezas, un periodista que se esfuerza en no dejarse contaminar por el radicalismo tan común en buena parte del periodismo deportivo.


jueves, 9 de febrero de 2012

Los hombres y los partidos de verdad

Ha sido una suerte para Guardiola que el Barça derrotara al Valencia en la semifinal de Copa. Si hubiera perdido, no sería difícil imaginar los titulares en los medios de la Real Manipulación: 'El Barça fracasa en el partido de hombres', 'Los azulgrana no son hombres de verdad' y algunas perlas similares lucirían en las portadas de la prensa blanca.

Digo esto porque las palabras del entrenador del Barcelona un día antes del duelo de vuelta frente al Valencia fueron exactamente estas:




"Es un partido de hombres. Un partido de esos, de los de verdad". Eso es lo que dijo.

Algunos medios de/del Madrid lo interpretaron correctamente sin buscar polémicas. Fue el caso de 'Marca' y 'La Razón', que optaron por no escribir el titular basándose en esa frase. 'ABC' lo dejó en cosa de hombres, ciñéndose al contenido exacto de la primera parte de la oración, y 'As' hizo lo mismo. Sin embargo, 'El Mundo' dio a las palabras el orden que le dio la gana, teniendo como resultado un titular que cambia el sentido de lo dicho: "Un partido para hombres de verdad". Vamos, que los equipos y futbolistas que no jueguen partidos de ese tipo son hombres de mentira. Eso es lo que da a entender el titular 'made in El Mundo'.

Este periódico tiene una curiosa tendencia a
entrecomillar lo que no se ha dicho. ¿Por qué lo habrá hecho en este caso? ¿Para tener un titular fácil con el que dar cera al Barça en el supuesto de que hubiera perdido?

miércoles, 1 de febrero de 2012

Sandro Rosell o la facilidad congénita para meter la pata

Desconozco la gestión económica que Sandro Rosell está desarrollando al mando del Fútbol Club Barcelona. Como aficionado, lo que me importa es lo deportivo, y en este plano Rosell se encontró todo el trabajo hecho. Fue su antecesor en la presidencia, Joan Laporta, el que se la jugó apostando por Pep Guardiola y el envite le salió de maravilla. Y digo que Laporta se la jugó porque Guardiola apenas tenía experiencia como entrenador cuando tomó las riendas del Barça. Hoy, en cambio, se puede decir alto y claro que el técnico azulgrana es el responsable de la mejor etapa en la historia del club. Por lo tanto, Rosell no ha hecho más que seguir recogiendo los frutos de la obra de Guardiola.

El actual presidente tomó posesión del cargo el 1 de julio de 2010, con lo que ni siquiera intervino en el fichaje de David Villa, operación debida a la anterior directiva. Y en cuanto a lo hecho por Rosell hasta ahora para la sección de fútbol, lo más destacable es la incorporación de Cesc Fàbregas, pero no debe olvidarse la millonada que se desembolsó por un futbolista que, por muy bueno que sea y muy bien que esté jugando, al fin y al cabo se formó en La Masía. No, Rosell no tiene todavía méritos propios a los que agarrarse.

Lo que sí está demostrando el presidente blaugrana es una facilidad innata para meter la pata al hablar, cuando lo realmente sencillo es ser prudente y no meterse en jardines. Lo ha hecho en numerosas ocasiones. Por ejemplo, cuando dijo aquello de que apostaba por un 5-0 a favor del Barça en la final de Copa contra el Madrid "para no perder la costumbre".
¿No pudo haber dicho algo menos presuntuoso? Algo como 'apuesto por el Barça porque es mi equipo, pongo un 2-0 en la porra'.

Otra declaración impropia de un presidente fue lo del "baño" dado a los madridistas en el último clásico en la Liga. Con lo fácil que hubiera sido responder que su equipo hizo un gran partido y que estaba orgulloso de los jugadores. ¿Y lo de que nunca ficharía a Mourinho?
¿Pero no sería mejor afirmar que prefiere el fútbol ofensivo y no alardear de que nunca ficharía a éste o aquél?

Ahora, Rosell ha salido con lo de los arbitrajes, una excusa infantil más propia del entrenador que, según nos contó, nunca ficharía. Un pretexto que siempre hemos denunciado en este blog y vamos a seguir haciéndolo, sea quien sea el que lo aduzca. Si Rosell va a copiar la estrategia a Mourinho, lo mejor para el Barça será que no ofrezca ruedas de prensa.

No puedes quejarte de los arbitrajes cuando la realidad es que en determinadas ocasiones el equipo no da la talla, bien por no jugar como solía o bien por no mostrar acierto de cara a puerta. Y aunque sea verdad que algunos arbitrajes han perjudicado al Barcelona, como ocurrió con el penalti no señalado después de que un jugador del Espanyol evitara con su mano que el balón se colara en su portería, también lo es que el Barça pudo haber matado el partido antes de dejarse empatar.



Si Rosell se refiere a que los árbitros perjudican al Barça poniendo el caso del juego violento y marrullero del madridista Pepe, no se entiende entonces por qué el club no denunció la agresión sufrida por Messi ante el comité de competición. También es verdad que debió haber actuado de oficio el comité, que es lo que hubiera ocurrido en cualquier competición civilizada. Rosell puede quejarse del pasotismo del comité, pero la acción del descerebrado Pepe no tiene ninguna relación con el hecho de que el Barça esté a siete puntos del Madrid en la Liga.


El Barça debe pensar en positivo: está vivo en las tres competiciones y tiene una plantilla de gran calidad dirigida por un magnífico entrenador, que a buen seguro le permitirá luchar hasta el final. En lugar de recordar los arbitrajes, lo que tiene que hacer es mostrar siempre el fútbol que lo ha convertido en un equipo legendario y cuidar el bienestar de sus futbolistas, muchos de ellos afectados por la plaga de lesiones.

Rosell no tiene el rollo independentista catalán de Laporta, y eso le ha permitido caer bien a mucha gente. Pero esa corrección política no avala su gestión. Y, desde luego, tampoco lo harán sus constantes meteduras de pata.