
4. La afición:
Se han acostumbrado a creerse superiores en esta especie de liga escocesa -que es lo que parece la liga española hoy- y a sacar pecho, como cuando ganaron al Osasuna 1-0 sin que el árbitro pitara dos penalties a Juanfran.
8-0 al Levante en Copa: se rompían las manos a aplaudir. Si yo veo que mi equipo gana 8-0 al Levante, encima apretando el acelerador, y encima pocos días después de que mi equipo perdiera 5-0 contra su eterno rival, la policía me habría detenido después de que yo le hubiera tirado de todo, hasta cascotes arrancados de la grada, a los jugadores de mi equipo. Los madridistas, sin embargo, aplauden a rabiar, puesto que goleando a equipos como el Levante se sienten importantes.
Y el público del Madrid de baloncesto hace tres cuartos de lo mismo: aplauden a sus héroes cuando ganan de 20 al Granada, olvidando las palizas que día sí y día también (en la Liga ACB, en la Euroliga, en la Supercopa, en la Copa del Rey) les inflige el rival de verdad.
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