jueves, 22 de marzo de 2012

El Villarreal-Madrid según la prensa de camiseta blanca

Hace un par de semanas el diario 'El País' publicaba un artículo del extenista Carlos Moyà en el que criticaba la patochada de Alfons Godall sobre el Barça y su alejamiento del poder. El texto, que no tiene desperdicio, incluye una frase dirigida a la prensa militante madridista, que sin duda se había congratulado por las 'revelaciones' del que fuera vicepresidente azulgrana durante la 'era Laporta'. Moyà definió a los informadores blancos como "periodistas que escriben con la camiseta y la bufanda de su equipo en busca de conspiraciones en cada saque de banda mal pitado". Certeras palabras

El Real Madrid empató ayer a un gol en el campo del Villarreal, equipo fuerte en otros tiempos que, en cambio, hoy lucha por no caer en el hoyo de la Segunda División. El empate del 'Submarino Amarillo' llegó a través de un lanzamiento de falta ejecutado por Marcos Senna, que acabó en las redes de Iker Casillas tras un error del portero merengue. 

El Madrid ha encajado varios goles a balón parado en los últimos tres meses. En la jornada anterior de Liga, dejó escapar la victoria frente al Málaga tras un golazo de falta de Santi Cazorla; en Liga de Campeones, el CSKA de Moscú empató la ida de los octavos de final con otra falta, esta vez indirecta; y en los cuartos de la Copa del Rey, Carles Puyol comenzó la remontada del Barça con este remate a la salida de un córner: 



Cuatro goles recibidos a balón parado, cuatro partidos saldados con resultados adversos o decepcionantes. Motivo más que sobrado para que la prensa, cuyo cometido debe ser la información y el análisis antes que la opinión, señale los errores cometidos y advierta del peligro de volver a tropezar en la misma piedra. Lo que en el lenguaje común se denomina autocrítica. Pero esa palabra no entra en el diccionario de los periodistas con la camiseta y la bufanda de su equipo.

Tras el duelo de El Madrigal, a los megáfonos de la Real Manipulación les faltó tiempo para poner el grito en el cielo. El Barça les había recortado dos puntos. Hay que justificarlo de alguna manera. Prohibido decir que el Madrid no rindió a su nivel y dejó que le tuteara un rival que marcha cuarto por la cola en la clasificación. Lo que hay que propagar es que esto fue un atraco, que el gol de Senna vino precedido de una falta inexistente y que el Madrid acabó con dos jugadores expulsados más el entrenador y su ayudante. Por supuesto se tiene que ocultar que Ramos se buscó su segunda amarilla -que llegó en el minuto 84, uno antes que la de Özil- y que en la primera parte el árbitro no vio o no quiso ver cómo Arbeloa sujetaba a Nilmar de la camiseta dentro del área visitante. 

'Marca' optó por una portada ya habitual cuando el Madrid se atasca. El Veleta escribió otra vez más lo mismo que escribe desde que José Mourinho le metamorfoseó con su fichaje por la 'Casa Blanca'. Y Roncero, que mantiene encuentros digitales para contarnos lo madridista que es, sufrió un ataque de histeria al ver cómo su equipo perdía otros dos puntos. Poco le faltó para reclamar que le pongan una estatua en La Castellana a Pepe, quien con sus piropos al árbitro ayer volvió a postularse para el reparto de la próxima película de macarras que protagonice su alma gemela Vinnie Jones

Y de Mourinho ¿qué nos cuentan? Que el colegiado Paradas Romero le persigue y que es un nuevo brazo ejecutor de la conspiración judeo-masónica contra el santo patrón de Setúbal. Qué insolencia lo de expulsar a Mou. Eso nunca le había ocurrido antes de su llegada al Madrid. Que se lo pregunten a los aficionados del Liverpool a los que dedicó un gesto exquisito en una final de la Carling Cup cuando el tipo especial entrenaba al Chelsea. 

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