martes, 22 de mayo de 2012

Esperanza 'la Justiciera' quiere suspender la final de Copa

Esperanza Aguirre, aquella que en su día declaró ser admiradora "a muerte" de José Mourinho, ha vuelto a excederse en el ejercicio de sus funciones. La presidenta de la Comunidad de Madrid amaneció hoy con ínfulas de estadista justiciera, según demostró en una entrevista radiofónica en Onda Cero

'Espe' se autoconcedió potestades que no le corresponden y afirmó que la final de Copa del Rey, que se disputará -o eso parece todavía- el próximo viernes en el estadio Vicente Calderón de Madrid, se debería "suspender y celebrarse luego a puerta cerrada en otro lugar" si las aficiones de los dos equipos contendientes, Barcelona y Athletic Club, silban cuando suene la Marcha Real



La 'Lideresa' confesó llevar "mucho tiempo" pensando esto. Y yo que creía que en su agenda de presidenta regional había otras prioridades, en concreto los problemas de la comunidad que gobierna -ah, y también mejorar su ortografía-. Pero no, Esperanza ha preferido asumir las funciones que, en teoría, deberían corresponder a otros altos representantes del Estado. Por ejemplo, la delegada del Gobierno en Madrid o el ministro del Interior, que algo más sabrán de esto. O el ministro de Educación, Cultura y Deportes

Precisamente Aguirre ocupó este último cargo entre 1996 y 1999, cuando no le escandalizaron otros ultrajes a la Constitución Española, como la presencia masiva de banderas preconstitucionales en el campo del Real Madrid, que aún permanecen hoy. ¿Por qué no se le ocurrió clausurar el Bernabéu entonces? 

Por fortuna, su compañero de filas Antonio Basagoiti le recordó a 'Espe' que en la pasada final de la Europa League unos cuantos aficionados del Atlético de Madrid llevaban banderas con el aguilucho franquista y nadie habló de suspender aquel partido. Cosas de la libertad de expresión. 

Como español estoy en total desacuerdo con los planes de las plataformas independentistas, cuya acción no hace más que perjudicar la imagen de los clubes que creen que defienden. Pero la libertad de expresión vale para todos, siempre y cuando no se haga una clara apología de la violencia o de otros comportamientos incívicos. Silbar no es un acto vandálico, y está por ver si son tan mayoritarios los espectadores que lo harán -en un campo de fútbol no hace falta que sean muchos los que gritan para que sus voces se oigan-. Y tanto en el Barça como en el Athletic hay aficionados que pasan olímpicamente de la trifulca política y sólo pretenden disfrutar del juego de sus equipos. 

Y ya que 'Espe' habla de tomar medidas contundentes, esperemos a comprobar quién causa más problemas de orden público: si los que van a silbar en el Calderón o los que tienen autorización judicial para manifestarse antes del partido.




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